Bien sea por su efecto letal directo o por los efectos crónicos a largo plazo, los insecticidas están acabando con la población mundial de abejas. Las concentraciones aplicadas hoy en día de manera rutinaria en las explotaciones agrícolas intensivas están ejerciendo claros efectos negativos en la salud de las abejas y colmenas, siendo uno de los factores principales del Síndrome de Despoblación de las Colmenas.
El grupo de insecticidas conocido como neonicotinoides tiene una característica que les diferencia del resto: Son sistémicos. Las semillas son encapsuladas en el insecticida que es absorbido por la planta durante su desarrollo, siendo incorporando de esta manera a su sistema vascular. De esta forma el insecticida se encuentra presente en toda la planta: Raíz, tallo, hojas y flores. Y por supuesto está también presente en el polen del panal.
Hay además un segundo factor que hace todavía más agudo si cabe este problema. Estos insecticidas han cambiado la forma de uso tradicional de los pesticidas utilizándolo de forma rutinaria en todos los cultivos con independencia de si eran realmente necesarios o no.
Diversos estudios científicos desarrollados durante los últimos años han observado y catalogado diversos efectos subletales que afectan a las abejas expuestas a niveles muy bajos de insecticidas que podemos agrupar en las siguientes categorías:
#1 Efectos fisiológicos y en el desarrollo
Análisis de laboratorio han demostrado que el piretroide deltametrin afecta a una gran variedad de funciones celulares de las abejas. Por ejemplo, causando notables disfunciones en las células del corazón, con cambios en la frecuencia y la fuerza de las contracciones cardiacas. Además asociado con procloraz, ha demostrado afectar a la termorregulación y provocar hipotermia.
La exposición a bajas concentraciones subletales del neonicotenoide tiametoxam puede causar deficiencias en las funciones cerebrales e intestinales, y contribuir a acortar su ciclo de vida
Un estudio de laboratorio publicado recientemente ha demostrado que la exposición a dosis subletales del neonicotenoide imidacloprid resultó en notables cambios en el patrón respiratorio de las abejas, y también en las glándulas hipofaríngeas, que no crecieron tanto como en las abejas no tratadas.
#2 Movilidad
La observación en laboratorio demostró que el neonicotinoide imidacloprid afectaba a la movilidad de las abejas en dosis bajas.
En otro experimento de laboratorio, dosis subletales de imidacloprid provocaron reducciones significativas de la movilidad. Las abejas eran menos activas que las no tratadas. Las abejas también demostraron una pérdida de la capacidad de comunicación, lo que podría tener profundos efectos en su comportamiento social.
#3 Navegación y orientación
El aprendizaje visual de puntos de referencia es importante para la orientación espacial. Por ejemplo, las abejas utilizan referencias visuales para volar hasta una fuente de alimento, así como para comunicar con precisión al resto de la colonia la distancia y la dirección en la que se encuentra. Los plaguicidas podrían afectar tanto al aprendizaje de patrones visuales durante el pecoreo como a la comunicación de dicha información.
El piretroide deltametrin ha demostrado alterar los viajes de retorno de las pecoreadoras tratadas tópicamente con dosis subletales, reduciendo su número de vuelos de vuelta a la colmena.
Un estudio reciente muy complejo, llevado a cabo en condiciones seminaturales con abejas, mostró que aquellas que se alimentan de polen o néctar contaminados con el neonicotinoide tiametoxam, incluso en dosis muy bajas, pueden perderse de vuelta a la colmena. Como resultado, tienen el doble de probabilidades de morir en un día, lo que debilita la colonia y la pone en mayor peligro de colapso.
También se ha demostrado el impacto de concentraciones bajas del neonicotinoide imidacloprid en el pecoreo de las abejas, que se retrasan en los vuelos de alimentación y se pierden más cuando se les suministran dosis subletales del plaguicida.
El pecoreo de las abejas melíferas se redujo entre el 20% y el 60% al exponerlas al neonicotinoide imidacloprid o el piretroide deltametrin. El deltametrin también ocasionó cambios en la capacidad de aprendizaje).
#4 Comportamiento alimentario
En el caso de las abejas, los trastornos en el comportamiento alimentario pueden provocar drásticos descensos en la población de la colmena. En la mayor parte de las zonas agrícolas a gran escala, en las que los recursos alimentarios se reducen a los cultivos, el efecto repelente de los plaguicidas puede reducir la recolección de polen y néctar, lo que podría llevar a un descenso demográfico de la colonia.
Probablemente, los piretroides son el caso mejor conocido de insecticidas que repelen los polinizadores. Este comportamiento de evitación se asumió en muchos casos como una adaptación para reducir el riesgo de exposición. Sin embargo, se demostró más tarde que las aplicaciones de piretroides durante el pico de la actividad pecoreadora (a plena luz del día) resulta en altos niveles de exposición.
La exposición a plaguicidas también puede reducir la capacidad de las abejas para detectar fuentes de alimento. Por ejemplo, el fipronil aplicado tópicamente en bajas concentraciones a las abejas disminuyó su capacidad para notar las bajas concentraciones de sacarosa en un 40% respecto de las abejas no tratadas.
#5 Capacidad de aprendizaje
El aprendizaje y la memoria olfativos en las abejas melíferas tienen un papel fundamental en su estrategia de alimentación y la eficacia del pecoreo, tanto a nivel individual como de colonia. Por eso, el impacto de la exposición a largo plazo a bajas concentraciones de plaguicidas podría ser crítico para la salud de las colonias.
En condiciones de laboratorio, el neonicotinoides tiametoxam y el fipronil en dosis subletales redujeron la memoria olfativa de las abejas. Las abejas fueron incapaces de discriminar entre un odorizante conocido y uno desconocido. Las abejas tratadas con fipronil también pasaron más tiempo inmóviles.
En bioensayos con diferentes plaguicidas, las abejas que sobrevivieron a la exposición oral a imidacloprid, fipronil, deltametrin y endosulfan mostraron menor capacidad de aprendizaje a largo plazo. Así mismo, su exposición a bajas dosis de imidacloprid parece perjudicar la memoria olfativa a medio plazo.
En las abejas melíferas, los plaguicidas pueden afectar a la organización social (reducción del alimento recolectado o de la población de obreras/cría).
¿Que podemos hacer?
Diversas campañas de recogida de firmas se estan realizando para solicitar la prohibición de estos insecticidas, algunos de ellos estan prohibidos en la union europea, sin embargo esta prohibición es temporal y con algunas excepciones. ¡Pidamos que se prohiban estos insecticidas y protejamos las abejas!
Fotos por Walké , Ian Jacobs, Luise Docker, Mike Baird, Audriusa y Brandon Oh
pablo arenas espinosa says
Hay que luchar contra la aplicacion indescriminada de pecticidas
Hojala usar tratamientos organicos
Ivan Asegurado says
Gracias Pablo.
Cada dia que pasa salen nuevos informes confirmando el daño de los pesticidas lamentablemente. Me uno a tu deseo y firmemente creo que poco a poco tomaremos más concienca del entorno y lo cuidaremos mejor.
Un Saludo,
Ivan
Sergio Gustavo says
Gracias por publicar estos informes, espero que habramos los ojos, y comencemos a tomar conciencia, del daño que ya se ha ocacionado, hay que llevar acciones que de alguna manera se detenga la aplicacion a mansalva de estos productos, ya que se prohiben en una parte del mundo y lo siguen aplicando en otro. y esto no es solucion.
Los intereses de unos pocos, vale mucho mas que la salud de la poblacion mundial.
Un saludo cordial
Gustavo.