Bien sea por su efecto letal directo o por los efectos crónicos a largo plazo, los insecticidas están acabando con la población mundial de abejas. Las concentraciones aplicadas hoy en día de manera rutinaria en las explotaciones agrícolas intensivas están ejerciendo claros efectos negativos en la salud de las abejas y colmenas, siendo uno de los factores principales del Síndrome de Despoblación de las Colmenas.